martes, 12 de agosto de 2008

DÍA DE VACACIONES


Sierra de Gata. Rivera de Acebo. Piscina natural de Hoyos. Las aguas discurren frescas y plácidas. Sumergimos nuestros pies. Son las once de la mañana en este remanso de paz. Dentro del agua, alevines de peces nos rodean las pantorrillas y nos hurgan con sus diminutas bocas, uno se siente el plato fuerte del día.
El sol calienta y los insectos zapateros caminan como Dios por la superficie bajo la que nos hundimos. Nado río arriba. Celia toma el sol. Me gusta nadar entre los árboles. Ella está sentada en la orilla, perlada de brillantes gotas. Le saco un retrato a la sirena, guiñándole un ojo. Parece haber olvidado su enfado, yo también me olvidé de mi oreja.
En la ribera las mariposas chupan con una paja la humedad del suelo. Minutos antes quería hacerse una foto con las mariposas. “Vale, te ayudo, pero no creo que salgan bien con la cámara del móvil”, fue mi respuesta. Me agaché buscando el ángulo, quería algo de contraluz que marcase el borde de las alas, retardé un poco el momento de la foto, la mitad ya se habían espantado. Cuando retrocedía para disparar metí la oreja en una ortiga.
La verdad es que es un lujo bañarse aquí... Lo único que perturba esta placidez es la música del chiringuito.
Dos señoras en traje de baño hablan de sus cosas, y un muchacho juega con un palo al borde de la piscina natural. Hemos quedado para comer con unos amigos en San Martín de Trevejo y estamos esperando a que se sequen los bañadores que llevamos puestos. La señora: “¡Qué alegría da ver la red llena de cangrejos! ¡Están tan ricos!”. El muchacho cantando cumpleaños feliz. “A mi me encantan a la plancha o con salsa de tomate”. La otra señora: “Yo prefiero unos choricitos”. El muchacho cantando ‘porque es un muchacho excelente’. “…y unas morcillitas. ¡Vamos, todo lo que engorda!”. La señora ha comido mucho de lo que habla. El muchacho aplaude y sopla el palo que hace las veces de vela: “Bien…”.
Son las trece treinta. En una hora estaremos comiendo en la “Boiga de Cumías” con Pepe, Ana y Margari.
Paseamos el DVD por toda la Sierra, ahora dilucidamos si lo vemos o no antes de acostarnos. Es la una y veinte de la madrugada. La película es “Transylvania”. Estamos algo cansados después del trayecto Villamiel-Trevejo-Villamiel andando. Por no mentar el viaje hasta Herreruela. “Otro día, vale?”. Convenimos en que así sea y picamos algo: pan, queso, un yogurt, cerveza, un martini, un cono-helado. Afuera el festín de los perros con las sobras de la Boiga.

La verdad es que son un lujo de vacaciones: buenos amigos, la Sierra de Gata y Tony Gatlif… Lo único que perturba el sueño son las molestias de estómago. Me acuerdo de las señoras de la piscina natural y esbozo una sonrisa infantil.

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