miércoles, 23 de diciembre de 2009

ESPERANZA

Preñada, y de la mano de su primogénito, caminan con los pies descalzos hasta la tienda del hombre-medicina, destacada de las demás chabolas del poblado. Bajo el sombrío toldo:

- No puedo alimentar más bocas.

El galeno enjuga la cazumbre que le chorrea por el pulpejo, succionando. Luego se restriega con la manga del batín, y besa la cruz de un rosario sacado del bolsillo, enmarañado con un fonendoscopio. Vehementemente, trata de aleccionarla y amedrentarla. Señala con el bisturí al joven:

- ¡Y por qué no deshacerse del mayor, qué come más!

Desfilan por su cabeza todos los pensamientos maternales, y sacrificios, de criar un adolescente, y aparta al flaco y desgalichado chico lejos de las garras del médico superior, apretujándolo en su ajado seno. El muchacho, que observa impertérrito la escena, se revuelve y libera de la madre protectora, alcanzando en un rápido e instintivo movimiento el cuchillo, y la carótida del hombre, quien pretende restañarla con sus manos desnudas. Queda reducido en el suelo, sobre un charco arcilloso, convulso y boqueando.

Con el rostro afoscado, gira la cabeza y confiesa que el pez gordo pescado fuera del río servirá para criar a su hermanito. Una sonrisa nerviosa, grotesca, de separados incisivos, descompone una cara juvenil de palidez enfermiza. Orina el pánico ante los ojos de una madre confusa, de vientre crispado por manos de ébano.


martes, 22 de diciembre de 2009

CÓMO HACER UN NUDO DE CORBATA