sábado, 13 de septiembre de 2014

EL COYOTE


Enmagrado, tenaz, el Coyote persigue al Correcaminos... Quiero decir que lo acosa con todo su instinto vengativo, porque está programado para ello en el cartón.

El Correcaminos es un mito. Así lo fantasearon, y de ese modo, gallináceo velocípedo es inalcanzable. Pero el Coyote más vil, fuera de la realidad que le contiene, casi humano, construye con su intelecto creativo una máquina-trampa para el Correcaminos, marca ACME. Una vez construido, el artefacto se volverá contra él.

Colgado del abismo, encogidos sus hombros flacos, resignado, muy a su pesar, justo en la instantánea que precede al inevitable descalabramiento gravitatorio, queda el Coyote en esta actitud causada por la pifia. Piensa que debemos compadecernos de él, vengador, lo mismo que nos compadecemos del justiciero.