sábado, 12 de marzo de 2011

El HOMBRE DE BARRO


Llegué a la tierra donde nacerían mis hijos. Tomé un puñado prestado. El maíz creció hasta la altura de un hombre. La vida comenzaba a ser fecunda…
Contemplo este lugar asolado donde el sol oculta su cara tras las pardas colinas. Rajo los ojos, sé que no me hace falta abrirlos. Pertenezco a ella. Tengo parte de barro. Ha llegado el momento de devolver cuanto fecundo en mí habita.