lunes, 3 de noviembre de 2008

"LADY BELLOTERA"

Bajo al metro con mi libro de Víctor Chamorro recién adquirido por un módico importe. Ojeándolo distraído, ajeno al empapelado de las paredes, demorando páginas y reprochándome mis mareos al leer en el tren, ¡qué de tiempo perdido! Y hago un cálculo (masoquista) del número de novelas no leídas, sumando trayectos de ida y vuelta… Pronto paso de la impaciencia y la frustración a sentirme observado. Y agarro esa manía. No me gusta que lean por encima de mi hombro. Y levanto la vista. Perplejo, girando el cuello a un lado y a otro me descubro rodeado de tres cabezones enormes, o lo que son sus retratos en impresionantes carteles publicitarios, todos abanderados del régimen, ¿reafirmando el espíritu patrio? Son la marca del despilfarro del dinero público de manera absurda. Y me sorprendo a mí mismo sorprendiéndome por tal cosa. Forraron, literalmente, los túneles del metro de Madrid. Sospecho que harían otro tanto con los de Barcelona (lo cual verifico más tarde en Internet, véase la hoja parroquial digital. Dicha comprobación aporta, además, un dato esclarecedor sobre los fines de la campaña). Tal narcisismo no puede venir más que de los romanos de otra época, de aquellos que gobernando necesitaban verse nadar en el cuerno de la abundancia en tanto el pueblo pasaba miserias, enquistados en el culo, generación tras generación, hasta llegar al prototipo de político extremeño moderno, a saber: Fernández Vara y el señorito Ibarra. Y como tengo una imaginación excitable, rápidamente, me los imagino ambos con túnicas de soberano y laureles en la coronilla. El uno, deleitándose con el blog de sus “negros”; el otro, recibiendo un baño de multitudes de periodistas ingenuos.
Pero son cuestiones menos filosóficas las que me surgen, justo antes de abordar el primer vagón que me abre sus puertas y huir del cerco ¿Qué carajo le transmite a un madrileño semejante lema? Puedo intuirlo… Y esto me lleva a pensar en el mensaje dirigido a los extremeños que emigraron forzosamente de la región para buscarse los garbanzos…
Dejo atrás Diego de León, varias paradas más tarde, caretos de Amarilla y Collado. Mi duda, respecto al efecto de la propaganda en los oriundos, se despeja viendo el retrato de esta última periodista. Algún curioso le pintó bigotillo y garabateó “Lady bellota” encima.
Supongo que ninguno de los seis personajes posó para la foto por amor al arte. Que estuvo en sus manos doblegarse o no al poder y al control político de sus plumas. Escritores y periodistas, profesiones en las cuales la “credibilidad” de alguien depende tanto de lo que dice como de lo que calla. Pactar con el diablo siempre conllevó cierto menoscabo de la imagen pública. Y esta pintada es una niñería.

La hora del barquero, así se llama el libro que porto bajo el brazo y estoy deseando leer. Quizá, de uno de los tres mejores autores en lengua castellana en la actualidad. Extremeño que escribió, además, ocho volúmenes de la Historia de Extremadura en tres años (1981-1984). No es lectura recomendada en institutos, ni siquiera en la Facultad de Educación de la UEX. Las editoriales no le publican por la riqueza de su léxico.

Manoteras. Meto las manos en mis bolsillos vacíos de calderilla buscando una moneda para devolver el escarnio. Apeado del tren, camino en dirección a las escaleras mecánicas.


1 comentario:

yo mismo dijo...

Buenas, blogeando he llegado hasta tu blog y , mira qué casulaidad, hace dos semanas estuve en Barcelona y me metí en el metro. Tuve una sensación muy parecida cuando vi a los abanderados colgados. "Extremeños tipo
" que se parecen muy poco a lo que yo veo en la región y que sólo me despiertan esa pregunta :¿Cuánto habrán cobrado?,jeje.
Nos queda el consuelo el pataleo¡, un saludo y ánimo con tu blog.