Asiéndome del cabello, un dios se adueñó de mí.
Sus descargas azules me achicharraron como a un profeta
Las noches se volvieron invisibles, como el tercer párpado de
Un hastío rapaz me ató a este árbol.
Si ese dios fuera yo, haría lo que hice.
Sus descargas azules me achicharraron como a un profeta
[del desierto.
Las noches se volvieron invisibles, como el tercer párpado de
[un lagarto,
Un mundo de días blancos y descarnados en una cuenca[sin sombra.
Un hastío rapaz me ató a este árbol.
Si ese dios fuera yo, haría lo que hice.
27 de junio de 1960
sylvia plath, poema, el ahorcado
1 comentario:
excelente, te lo pido prestado y lo edito en mi blog. Te invito a visitarlo:
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Natalia "Casiopea"
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